En un supermercado hasta el 65% del consumo energético es atribuible a la instalación frigorífica, siendo el mayor “elemento” de consumo energético de la tienda. Por otro lado, los refrigerantes HFC tradicionales tales como el R404A o el R507, si bien no afectan a la capa de ozono, sí tienen un elevado potencial de efecto invernadero (GWP, Global Warming Potential).
En la actualidad existe un proyecto de Ley que establece un impuesto sobre los gases fluorados de efecto invernadero. Los hidrocarburos halogenados han venido siendo utilizados de manera habitual en numerosos sectores, como refrigerantes, disolventes, agentes espumantes o agentes extintores de incendios, por sus especiales propiedades. Sin embargo, entre las características de estas sustancias hay que destacar un potencial de calentamiento global mucho más elevado que el CO2, lo que ha obligado a que gran parte de estas sustancias hayan sido reguladas por el Protocolo de Kioto sobre gases de efecto invernadero.
Con estos datos, es fácil entender que con la optimización de las instalaciones frigoríficas y sus elementos y con el uso refrigerantes de menor impacto medioambiental, los beneficios para las cadenas de supermercados, tanto ambientales cómo económicos pueden ser muy grandes.
El CO2 tiene la ventaja de ser un refrigerante natural de bajo coste y sin impacto en el calentamiento global, mientras que el R134a ofrece una mayor eficiencia con apenas un tercio del potencial de calentamiento global que el R404A. El CO2 como refrigerante permite trabajar con temperatura de congelado más bajas que las tradicionales, (de -50 o -52°C de evaporación).
Para el diseño de la instalación, se realizo un estudio sobre la base de un supermercado de 1.400 m2 de superficie, comparando una instalación típica de R404A ya optimizada con una instalación híbrida R134a/CO2 y donde, tras el análisis, se obtuvo como resultado una reducción de un 31% en emisiones equivalentes de CO2 a la atmósfera, lo que en valores absolutos representa una reducción de 66 toneladas/año de CO2 emitidas a la atmósfera o, lo que es lo mismo, equivale a “sacar de la circulación” a 37 coches* al año.
Además de la central CompactCO2OL™ se utilizaron más soluciones enfocada al ahorro energético que se resumen a continuación:
- Mobiliario frigorífico (murales, vitrinas, islas de congelados) de alta eficiencia energética, debido a que disponen:
· Ventiladores electrónicos.
· Evaporadores de gran superficie que permiten evaporar a mayor temperatura.
· Doble cortina de aire.
· Cristal frontal en murales de pescado (0/+2ºC) para minimizar pérdidas de frío de la cortina de aire.
- Iluminación mediante tubos T5 de alta eficiencia.
- Válvula de expansión electrónica.
- Tapas de cristal en islas de congelados.
- Cortinas de noche automáticas.
- Condensador axial de aire ultra silencioso (<30 dBA@15m) con ventiladores electrónicos.
- Subenfriamiento de líquido (R134a) mediante enfriador de aire con ventilador de bajo consumo.
- Condensación y Evaporación flotante en la central frigorífica.
Con este conjunto de medidas se están obteniendo ahorros superiores al 30% en el consumo de energía y se estima una reducción de más del 50% en las emisiones directas e indirectas de gases de efecto invernadero (índice TEWI), lo equivale a un ahorro anual por tienda estimado de 144.700 kWh y por lo tanto de 17.364 €/año.
Fuente: CARRIER
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